Paritorio

Si no llegas de urgencia al Hospital porque has roto aguas, estas dilatada y se te esta saliendo el niño, lo normal es que pases unas tediosas e interminables horas en la sala de dilatación.

De vez en cuando, pasarán a explorarte y monitorizarte para ver si el feto está bien. Y de repente, llega el momento: “ Te vamos a pasar ya, cariño”.

Cuando ya te habías acostumbrado a la dilatación, nuevo cambio. Empiezas a ver el trajín del paritorio, gente entrando y saliendo, preparándote a ti: el anestesista, la matrona, la mesa del obstetra, el obstetra, la cuna térmica para el RN y el Pediatra. Todos a su marcha, con conversaciones intrascendentes, aunque periódicamente te preguntan ¿Qué tal vas?, ¿Cómo te encuentras? o ¿Qué vamos a tener niño o niña?.

Y tú, mientras tanto, más nerviosa que un flan y pensando: “Dios mio que acabe pronto todo esto y que salga bien”.

No hablemos del papá, amarillo como un cirio nada más entrar en paritorio y repitiendo que se encuentra bien y que no está mareado.

Sin saber dónde ponerse para no molestar, y sin que le salga una sola frase acertada de ánimo para la mamá.

Sólo piensa en lo rápido que se cambiaría por ti si pudiera y, en que todo salga bien. Aunque existe también la modalidad del papi que pone en marcha todo lo aprendido en la preparación al parto y actúa como un verdadero entrenador de 1ª División.

Y finalmente, se produce el milagro. No os digo el número de partos a los que he asistido en mi vida, En los Hospitales NISA dónde trabajo (9 de Octubre, Clínica Virgen del Consuelo y Rey D, Jaime de Castellón), tenemos el récord de natalidad en nuestra Comunidad,  acudiendo a todos los partos aunque no sean de riesgo, y os digo de verdad que me sigue maravillando, después de tanto tiempo, en un momento dado somos 5 o 6 personas en paritorio y al segundo siguiente somos uno más. Es algo fantástico.

Cariño, Por fin¡¡¡¡, ya esta aquí. Ya ha nacido nuestro hij@. Que ganas tenía de verle la cara.   ¿Está bien?, ¿Lo tiene todo?, Acércate a verlo!, ¿A quién se parece?, ¿Tiene mucho pelo?

Estas palabras son reales como la vida misma: Alegría, lágrimas de felicidad, orgullo. Si todo va bien, es algo indescriptible que se repite una y otra vez y que siempre llega a emocionarte, por más veces que hayas asistido a esta puesta en escena.

Pero vayamos a lo práctico, una vez haya nacido tu hijo, se lo llevaran al Pediatra para que en primer lugar lo seque y evite que se enfríe, lo estimule y le aspire todas las secreciones.

Mientras va haciendo esto, calcula mentalmente la puntuación del test de Apgar, que le indica la VITALIDAD del recién nacido, en función de una serie de parámetros como la coloración, el llanto, la respuesta a estímulos etc. y que, le sirve para saber si debe iniciar una reanimación al recién nacido más o menos profunda.

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A continuación le pinzamos y cortamos el cordón umbilical y se le administrará una dosis intramuscular de vitamina K, que habitualmente pinchamos en el muslo. Le pondremos una cremita antibiótica en los ojos para prevenir la infección, y al peso. Ah, y no preguntes cuanto mide, por que eso lo harán al día siguiente en la planta de maternidad.

La comadrona, le toma la huella del pie y le pone la pulsera identificativa, lo viste, terminan contigo y por fin, te dan el trofeo más preciado que se le puede dar a una persona en la vida: TU HIJO/A.

Para finalizar, os sacarán por la puerta grande del paritorio, como a los toreros, y fuera estarán familiares y amigos para ser participes de vuestra alegría, y llenaros de besos y comenzar una interminable lista de piropos para el bebé.

Atención mamá, ese es el momento de decir adiós a tu protagonismo y a los mimos que durante 9 meses has recibido.

Nos vemos en La Habitación.